Con la frase “Colombia necesita más cooperativas orientadas hacia una economía del conocimiento” el presidente de la Confederación de Cooperativas de Colombia, Carlos Acero Sánchez, explicó por qué se hace necesario que el gobierno nacional pase de las buenas intenciones a acciones contundentes para fortalecer el modelo cooperativo colombiano.
El mensaje a las diferentes instancias del orden nacional, entregado por el presidente Acero, se hizo en el marco del Foro de las empresas de la Economía Solidaria, ”Nuevas oportunidades para el desarrollo productivo de Colombia”, llevada a cabo en el Capitolio Nacional con participación de dirigentes cooperativos, fondos y mutuales por invitación de los coordinadores de la Comisión Accidental de Economía cooperativa y solidaria del Congreso de la República, H.S Germán Blanco y H.R. Olga Lucia Velásquez.
Acero presentó como relevante el reconocimiento internacional que los organismos multilaterales han dado a la economía social y solidaria, por el trabajo y capacidad para organizar a las comunidades, destacándolas como impulsadoras del trabajo digno y promotoras de generación de riqueza económica, social, y cultural, pero sobre todo por ser transformadoras de realidades y que contribuyen en la construcción de tejido social en comunidades urbanas y rurales.
A pesar de dicho reconocimiento global y de los anuncios del primer mandatario del país, en el sentido de impulsar a las organizaciones cooperativas y de la economía solidaria como eje central de su política contenida en el Plan Nacional de Desarrollo, Acero señaló que hay preocupación en el sector porque no se ve, en la práctica, la materialización de dichas políticas.
El avance que ha tenido la implementación de la política pública donde el cooperativismo se vea reflejado como gran protagonista en su capacidad de acción e impacto en el territorio aún no se percibe: “muchas de las políticas sociales y de transformación productiva, reindustrialización, desarrollo rural, reforma agraria, transición energética, electromovilidad, economía del cuidado, turismo comunitario, compras públicas, entre otras, pueden implementarse con el concurso eficaz de formas empresariales cooperativas y de economía solidaria.
Reiteró el papel que cumplen este tipo de empresas en la reactivación económica, en el fortalecimiento del tejido empresarial, en la recuperación de empresas en crisis; así como en facilitar los procesos de organización y formalización de la economía popular. Llamó la atención del gobierno por la falta de reglamentación de disposiciones legales establecidas por la ley de emprendimiento, que establecen que las pymes puedan asociarse en o crear nuevas cooperativas o que los emprendimientos productivos en forma cooperativa puedan iniciar con tres asociados e ir creciendo; disposiciones que aún no han sido objeto de reglamentación”.
Hizo un llamado al órgano legislativo para no demorar más la actualización de la legislación cooperativa “las cooperativas vienen desarrollando su trabajo con inmensos esfuerzos, dadas las asimetrías y barreras normativas y regulatorias, que impiden su crecimiento como empresas. Por ello es urgente modernizar el marco normativo que las rige, ponerlo a tono con el desarrollo que ofrece la economía social, solidaria y cooperativa, acoger las recomendaciones que en ese campo han emitido todos los organismos multilaterales y establecer reglas de juego teniendo en cuenta la naturaleza jurídica de este tipo de organizaciones, así como el enfoque socioeconómico de sus actividades y las características de su base social, sobre la que reposa la propiedad de estas empresas.
Confió el dirigente cooperativo en que el Congreso escuche las propuestas presentadas por el gremio frente a los proyectos de ley en curso, que apuntan hacia un cooperativismo y una economía solidaria acorde con las transformaciones sociales, culturales, ambientales y económicas del siglo XXI.
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