Las cooperativas han contribuido por décadas a financiar el consumo de los hogares colombianos. Millones de colombianos han encontrado en ellas el apoyo para alcanzar sus propósitos de una vida mejor, del buen vivir y de la prosperidad. Los asociados reconocen, valoran y aprecian el papel que las cooperativas han jugado en su proceso de crecimiento personal y en el desarrollo de sus familias.
Pero también hay un enorme campo de posibilidades que las cooperativas en Colombia deben aprovechar hacia adelante: el desarrollo local y regional.
El impulso al emprendimiento cooperativo, los procesos productivos y de transformación agroindustrial, las iniciativas empresariales derivadas de la nueva economía, la oferta de servicios a través de cooperativas sociales para atender los cada vez más crecientes núcleos poblacionales y sociales en las denominadas economías del bienestar y la economía del ocio, o las acciones en torno al desarrollo sostenible desde el enfoque ambiental, con fundamento en la economía circular, son sólo algunos de los sectores en los que el modelo de gestión cooperativo puede actuar en el inmediato futuro.
Uniendo lo que hemos hecho bien por décadas, es decir, la prestación de servicios de ahorro y crédito, con las nuevas necesidades del desarrollo local, en donde las cooperativas encuentran su terreno natural y abonado para su consolidación y crecimiento social, económico, cultural y ambiental, es en donde vemos las oportunidades y la acción cooperativa en los próximos años.
Las cooperativas transforman las vidas de los asociados, sus entornos familiares y las comunidades en donde actúan. Esas personas, millones de seres humanos en Colombia están a la espera de nuevas oportunidades para emprender en múltiples, diversos y complejos ámbitos de la economía.
Desde el desarrollo de proyectos para generación de energía a partir de fuentes limpias o renovables, pasando por la solución a los problemas de movilidad, el acceso a servicios de salud, educación o la generación de trabajo digno, a partir de asociar el trabajo de las personas, hasta garantizar a través de estructuras cooperativas la gestión y administración de los beneficios pensionales, deben ser el objeto de atención de nuestros actuales directivos y gerentes, que empiezan por esta época a pensar en la planeación del futuro próximo de la cooperativa.
Ese es el horizonte que apreciamos como un futuro posible y necesario para el tránsito de las cooperativas colombianas hacia la consolidación como un movimiento socioeconómico que trabaja para resolver las necesidades integrales de las personas y se proyecta en los territorios para promover, fortalecer y consolidar los circuitos económicos cooperativos y solidarios
El 18° Congreso Nacional Cooperativo – “Confianza y Acción” que se realizará durante los días 22 y 23 de agosto en Cartagena, promueve ese nuevo enfoque multidimensional del desarrollo cooperativo, tal como ocurre en muchos lugares del mundo.
Confecoop llama a la reflexión a las cooperativas y a sus dirigentes, pero también y con mayor vigor, a sus bases sociales, para construir estos nuevos escenarios.
Queremos estimular el valor de la confianza en nuestro país y sus instituciones, en momentos en que se requiere converger en asuntos comunes y colectivos para forjar una sociedad democrática y próspera.
Y también queremos aumentar la confianza en el modelo de gestión cooperativo, como una forma de organizar las comunidades en empresas con carácter y sentido social, que ponen al ser humano en el centro de sus preocupaciones, para que basadas en la solidaridad, la autogestión y la participación activa, puedan resolver de mejor manera sus necesidades comunes.
Las ideas cooperativas encuentran su realización en la acción cooperativa. Y es a través de la acción cooperativa como se construye prosperidad, se transforman vidas y comunidades y se ofrecen oportunidades para todos.